Aprendiendo a vivir
No guardo rencor a nadie, es la verdad. Es curioso ¿No? Y es que
después de todo, decidí que guardar rencor a alguien era lo más estúpido que se
podía hacer. Es querer amargar tú existencia, apropósito, por gente que no
llega a rozar la suela del zapato. Considero la vida lo suficientemente jodida,
como para tener que albergar odio.
Entre tanta filosofía, reparé en que,
todas las personas que hasta al momento han pasado por mi vida, me han enseñado
valiosas lecciones. Ha habido quien me ha mostrado cosas maravillosas y quien
me ha destruido hasta verme reducida a polvo, gente que me ha marcado más y
gente que me ha marcado menos, pero todas y cada una de esas personas me han
revelado algo, cada una a su estilo, cada una a su manera y eso es lo que me ha
ayudado a formarme como persona, ha conocer los dos lados opuestos de la
moneda y gracias a todos ellos he logrado convertirme en la persona que soy
hoy.
Porque en esta vida nunca dejamos de
aprender.
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