Gilipollas
Yo viví el amor, como el que muere de una enfermedad con esperanza
de vida.
Escuché a toda la
humanidad aplaudir el redoble de tambores de nuestro primer beso. Perdí el
miedo a los trayectos largos, me tiré al mar; porque estaba cansada de piscinas
mediocres de barrio.
Yo, experimente
las meriendas de fresa y nata servidas a media luz sobre el ombligo de mi
mundo. Relamí los desayunos a la hora de comer. Llevé con el tacto de las alas
de una mariposa todas sus camisetas. Y todos los pijamas que íbamos
intercambiando con el suelo.
Cambie dormir
entre ansiolíticos, por hacerlo entre sus
brazos. Sus manos, sus manos fueron mi química favorita.
Me corte el pelo.
Morí el desgarro del abandono, como un ejército que llora la retirada del
contrario. Como una gilipollas.
Sujete mis
rodillas en la ducha. Cuantas veces me habré limpiado con todas las cascadas de
horror que se me han escapado por los ojos.
Fui tirana, grité a los amigos que no comprendían que así había de serlo, porque una enamorada es
una tirana de sí misma que pertenece a otro.
Una gilipollas.
Me teñí el pelo,
pedí el auxilio de la enamorada, ese que se pide pronunciando en el tono
correcto un: estoy perfectamente bien.
Porque quería. Y
tanto que quería, porque yo he amado.
Como una
gilipollas.
Irene X
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