Si todo fuera fácil
Supongamos
que no hay día en que no me acuerde de ti y que cada vez que te pienso tenga
que distraerme para poder parar. Supongamos que desaparece este mes y con él,
aquel fin de semana. Supongamos que aquello no acabó conmigo. Supongamos
que me atrevo a decirte algo. ¿Reaccionarías? ¿Crees que merece la
pena empeñar mi orgullo? Ahora yo supondré que tú aún no me has olvidado, que
no has borrado ni una sola fotografía mía, ni un solo mensaje, que tu intención
no era la de alejarme matándome poco a poco. Que aún queda esperanza, que no la
hemos desperdiciado toda. Es tan difícil conciliar el sueño después de
habértelo regalado a ti, a veces, pienso en llamarte o escribirte para que me
lo devuelvas. Echo tanto de menos a la persona que solía ser antes de
conocerte, antes de convertirme en la mitad de todo, en la mitad de nada. Y sin
embargo, te fuiste y a mí solo
me queda suponer que a ti también te sobran las mismas mitades que a mí.
Ojalá decir que te grabaste en mi piel a fuego fuera solo una metáfora más. Ojalá decir que te llevaste mi corazón, no fuese tan real.
Ojalá decir que te grabaste en mi piel a fuego fuera solo una metáfora más. Ojalá decir que te llevaste mi corazón, no fuese tan real.
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