La de la mala suerte
Lloro. Suspiro. Miro al techo. En mis auriculares no para de sonar la banda sonora de esa película que tanto adoro. Las lagrimas, amargan cada nota de la hermosa sinfonía. No a sido un buen día. No dejo de pensar en lo maravilloso que seria dormirme y despertar en otra cama, ser otra persona, que de repente, de la noche a la mañana, se acabase este sufrimiento, esta agonía e impotencia que esta recorriendo mis venas. Cada día que pasa es una tortura, cada día que pasa siento que todo lo que hago, todo el empeño que pongo, se cae por la ventana. Todo esfuerzo merece recompensa, o eso dicen, en mi caso jamás será así. Vuelvo a llorar. Esta vez las lagrimas caen de dos en dos. Cuanto deseo que el mundo se parase para bajarme, o simplemente que me tragase y no me devolviera. ¿Tengo que ser yo siempre la de la mala suerte?
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