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Mostrando entradas de enero, 2015

Llamame niña

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"Se que no es fácil entenderme, se que construyo castillos en el aire, se que a veces dan ganas de matarme. Se que muchas veces resulto insoportable, que vivo en mis cuentos y no hay quien me saque, que me pongo a hablar, y no hay quien me call e.  Se que de un segundo a otro cambio de opinión, que con mis sentimientos no me aclaro ni yo, que no digo nada que alguien no haya dicho ya. S e que me ahogo en un vaso de agua, que me aferro a lo que me invento para no tener que mirar a la cara a la realidad, para no tener que enfrentarme a la vida.S e que es difícil entenderme, pero no pienso dejar que nadie tire mis castillos en el aire. "
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"Aunque tú no lo sepas, miro todas tus fotos antes de irme a dormir. Me da por imaginar 50 posibilidades distintas de comerte la vida y fantaseo con la idea de que me quieras sin que yo te lo pida. Puede que no lo sepas pero, nunca he sido capaz de abrirme el pecho ante alguien y dejarme querer sin sentirme culpable.  Siempre había besado con los ojos abiertos, pensaba que algún día entre error y error, encontraría el acierto que me dejara ser huracán, sin tener que destrozar por donde pasara. He tenido siempre esta enfermedad, que me convierte en autodestructiva de todo lo que quiero."

Capítulo 2014

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Quizás, llegue tarde a escribir esta última parte del capítulo, pero mi tiempo es limitado y ajustado a esta monótona realidad. Aun así, continuo escribiendo. Escribo a bolígrafo, sin ni siquiera, haber encontrado la manera de borrar los tachones de este libro. Dejo que mi imaginación absorba todo cuanto puede percibir y voy dando fin a relatos, que encierran las historias más bonitas que en la vida escuche. Sigo creando la novela de aventuras, en la que el bueno acaba mal, reúno romances, describo personajes, invento dramas y busco ideas a las que seguir amarrada, para que este libro, no muera en el olvido. Y es que, no  son  buenos tiempos para aquellos que amen el arte de escribir, el mundo se ha convertido en una maquina de engendrar idiotas, a los que la literatura les resulta una antigualla, y es realmente  difícil   combatir  contra este lema y  encontrar a alguien sumamente interesado en leer mi historia.